El tiempo vuela
- Delia Morales Ortega
- 24 jul 2019
- 2 Min. de lectura

A menudo dedicamos nuestro tiempo a múltiples actividades que nos mantienen ocupados sin que prestemos atención al beneficio que estas nos aportan. Poco a poco sin darnos cuenta nos vamos cargando de quehaceres que nos hacen sentir productivos por ser capaces de realizar infinitas tareas pero no nos paramos a pensar si todo lo que estamos haciendo es lo que realmente queremos hacer.
Por otro lado también malgastamos muchas horas sin dedicarnos a cosas relevantes de las que podamos sacar provecho. Son tantas las distracciones que nos rodean que el más mínimo descuido nos lleva a perder horas y posponer las cosas importantes hasta el último momento.
Del mismo modo nos encontramos atendiendo determinados compromisos que consumen nuestro tiempo y en los que no sentimos que los momentos compartidos sean de calidad. Nuestra vida social nos obliga a acudir a diferentes eventos y reuniones con los que cumplimos sin realmente cuestionarnos los motivos por los que los asistimos.
Si bien es cierto que hay tareas o situaciones que no podemos obviar por más que nos gustaría evitar, estas deben ser las mínimas y nos dedicaremos a ellas con mejor actitud si el resto, que deben ser la mayoría, nos resultan motivadoras y enriquecedoras.
Por esto es muy importante que dediquemos la mayor parte de nuestro tiempo a todo aquello y a todos aquellos que nos aporten algo provechoso a cambio del tiempo que entregamos, que nos ayuden a crecer y mejorar a la vez que envejecemos por el paso de este y que nuestro avance sea constante con el paso de las horas.
Porque el tiempo que se pierde, ese ya no vuelve y por ello debemos detenernos un instante, e incluso dos y tres si fueran necesarios, para cuestionarnos qué actividades y compromisos están consumiendo nuestro bien tan preciado y que a menudo olvidamos que no es ilimitado.
Comments