Cada persona es un mundo
- Delia Morales Ortega
- 28 feb 2016
- 2 Min. de lectura

Todos somos iguales en muchos aspectos y la vez muy distintos en muchos otros, cada cual tiene sus peculiaridades y particularidades las cuales nos hacen únicos.
Cuando conocemos a alguien realizamos un juicio crítico sobre esa persona en base a la primera impresión que nos ha causado la cual puede ser tan acertada como errónea y llevarnos a prejuzgar, clasificar y etiquetar al individuo del que apenas algo sabemos.
Y es que si bien hay personas con las que no es necesario invertir demasiado esfuerzo y tiempo para conocerlas, ya sea porque son fáciles de adivinar o porque muestran todo de si mismos desde el primer momento, la mayoría de las veces es necesaria una gran dedicación para descubrir todo lo que esconde ese ser al que creemos conocer.
Además deben darse las condiciones adecuadas para que la persona en cuestión esté dispuesta a mostrarnos todo lo que representa y también para que nosotros seamos capaces de verlo y apreciarlo, pues más de una vez nuestras primeras ideas preconcebidas nos impiden reconocer aquello que se encuentra camuflado.
Resulta muy enriquecedor descubrir nuevas facetas e intereses en esas personas que a priori nos parecen de los más corrientes y de repente nos sorprenden pues encontramos en ellas cosas inesperadas que compartimos y por ello las sentimos más cercanas y afines a nosotros.
Y así uno a uno, nos vamos deshaciendo de eso prejuicios que en un principio establecimos y vamos descubriendo a la persona que hace que ese individuo sea el ser especial que es.
Por eso, si una primera impresión puede decirnos mucho de los demás, esto va a ser solamente una mínima parte de todo lo que viene detrás y debemos tomarlo como una invitación a conocer, compartir y aprender de esas personas que parecen venir de otro mundo.
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