Conexiones
- Delia Morales Ortega
- 15 feb 2016
- 2 Min. de lectura

Conectar implica que haya una unión o una relación entre dos elementos que son compatibles o que se complementan, de forma que con la conexión de ambos se genera un beneficio mutuo y en muchas ocasiones necesario.
Lo mismo ocurre con las personas, pues todos estamos conectados unos con otros en tanto que compartimos algo en común con los demás y ello crea una red de lazos diferentes que hacen nuestra vida más completa y variada.
Parece ser que solemos conectar con aquellas personas que son similares a nosotros o con quien compartimos intereses y aficiones pues gracias a esto se crean amistades y relaciones duraderas, que se mantienen tanto como nuestras similitudes y coincidencias sigan estando vigentes.
Sin embargo, no es necesario que nos interesen las mismas cosas para conectar con alguien con quien vamos a entendernos perfectamente a pesar de nuestras diferencias. Pues hay personas con las que existe una conexión tan fuerte y especial que al hablarles nos hacen sentir como si lo hiciéramos con nosotros mismos frente a un espejo.
Es normal que sintamos esto con algunos miembros de nuestra familia porque hemos sido educados bajo los mismos principios y valores o porque nos sirvan como ejemplo y tratemos de adoptar lo mejor de ellos. También sucede con aquellos amigos que elegimos en base a todo lo que compartimos y porque nuestras personalidades son afines.
Pero a veces hay algo que nos lleva a conectar de forma sorprendente con personas por las que en un principio poco apostaríamos y con las que a pesar de conocer durante poco tiempo sentimos una intensa conexión.
Son esas personas capaces de leer nuestros pensamientos a través de una simple mirada, por lo que no importa si no hablamos el mismo idioma ya que las palabras sobran y pueden entendernos sin que haya necesidad de explicaciones gracias a un lenguaje único y común que expresan las emociones.
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