Explorando
- Delia Morales Ortega
- 7 feb 2016
- 2 Min. de lectura

La curiosidad, las inquietudes y nuestras necesidades personales son algunos de los motores que nos animan a explorar nuevas áreas, nuevos territorios e incluso nuevos mundos.
Hay mucho por encontrar, conocer y aprender, desde aquello que podemos extraer de todas y cada una de las situaciones y experiencias que vivimos diariamente, hasta la infinita variedad de aspectos en los que podemos indagar e investigar para añadir algo nuevo a todo eso que ya nos era conocido.
Somos exploradores por naturaleza pues siempre estamos buscando algo aunque muchas veces no sepamos realmente qué queremos encontrar, de hecho, en más de una ocasión emprendemos la búsqueda sin estar seguros del por qué o el para qué de la misma.
Por otro lado, también hay situaciones que nos llevan a descubrir cosas insospechadas e inesperadas y por ello nos sentimos más afortunados al haber encontrado a pesar de no haber buscado.
Aunque esto puede ser porque durante nuestra búsqueda se nos va a mostrar mucho más de lo que podemos imaginar en el momento en que decidimos salir a explorar. Por lo tanto, debemos no solo disponer de las herramientas necesarias sino también saber identificar todo aquello que nos pueda interesar.
Y es que para ser buenos exploradores debemos tener disposición y prestar especial atención a esos pequeños detalles que nos van a guiar para descubrir sin límites.
Pues no hay nada como traspasar muros y barreras para conquistar nuevos horizontes y así ampliar nuestra zona de confort, porque si bien la nueva zona alcanzada nos va a resultar extraña en un principio, pronto pasará a ser de lo más común y volveremos a sentir la necesidad de aventurarnos en una nueva expedición siguiendo lo que nos dictan el corazón y la razón.
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