Pedaleando
- Delia Morales Ortega
- 22 nov 2015
- 2 Min. de lectura

Cada vez que empezamos algo nuevo, ya sea un proyecto, una actividad, una afición, ponemos en ello nuestra mejor actitud y con ilusión y esperanza nos lanzamos a hacer algo de lo que esperamos disfrutar y obtener la recompensa, material o inmaterial, que nos empujó a llevarlo a cabo.
Quizá alguien nos inspiró y sirvió de referente o quizás es algo que siempre quisimos hacer, en cualquier caso las expectativas que creamos y esperamos de nosotros mismos son elevadas. Queremos dar todo de nosotros y recibir lo mejor de eso que nos entusiasma y motiva.
En cierto modo perdemos el sentido de la realidad para soñar con los mejores resultados, los beneficios y la satisfacción que conlleva hacer algo que nos gusta y apasiona. Y esto es fundamental y necesario para comenzar pues es el motor que nos pone en marcha para hacer algo y emprender en cualquier campo que nos interese.
Sin embargo en la otra cara de la moneda nos encontramos sentimientos opuestos que la mayoría de las veces más que poner equilibrio dando un cierto toque de sentido común, nos bloquean y paralizan, impidiendo que seamos capaces de seguir. Estos son los miedos, las dudas, la resignación por no alcanzar el resultado que esperábamos o porque este llega más tarde de lo que deseamos.
Cuando somos bebés y empezamos a caminar nos caemos incontables veces, muchas de esas caídas duelen y mucho, pero ninguno de nosotros se conforma con seguir gateando y renuncia a aprender a andar. Lo intentamos una y otra vez, con la ayuda de los adultos, pero sobre todo con la confianza en nosotros mismos y las ganas de conseguirlo.
Pero esto es algo que se va perdiendo a medida que crecemos, de hecho si pensamos en cuando aprendemos a montar en bicicleta de nuevo nos enfrentamos a miedos y caídas y quizá porque somos un poco más conscientes de ellos que cuando aprendimos a andar, muchas personas no consiguen aprender y así empieza una cadena de bloqueos que les impiden intentar las cosas una y otra vez hasta conseguirlas.
Y nos olvidamos de eso que dice que: “La vida es como montar en bicicleta, para mantener el equilibrio hay que seguir avanzando”.
Comments