Paciente
- Delia Morales Ortega
- 4 oct 2015
- 2 Min. de lectura

Hoy en día, ser paciente es una virtud, quizás una de las más valiosas que podemos tener pues son pocos los que están dispuestos a esperar.
Siempre hay tiempo para todo, aunque este pase volando. Por lo que apresurarnos y anticiparnos para ser, hacer o tener algo, no es más que el resultado de la creencia errónea de que si no es hoy, quizás no podrá ser mañana.
Vivimos movidos por las prisas, queremos las cosas en el momento, ahora, y el tener que esperar para conseguirlas nos impacienta de tal manera que desistimos y preferimos prescindir de ellas.
Aunque si eso que queremos conseguir es algo realmente deseado nos precipitamos movidos inconscientemente porque la idea de “¿para qué esperar si puedo tenerlo ahora?” está tan asumida que no nos la cuestionamos.
Pero, ser el primero no siempre implica conseguir lo mejor, pues puede ser que eso que ansiamos no sea tan bueno como pensábamos o puede ser también que lo mejor llegue un poco más tarde, y por querer ser pioneros paguemos un precio más alto.
Y es que las cosas que se consiguen con esfuerzo, dedicación y paciencia son las que mejor resultados nos aportan, las que más valoramos y por tanto las que más tiempo se quedan.
En cambio, como bien dice el refrán “lo que pronto llega, pronto se va” o como dice la canción “Tú camina despacito que las prisas no son buenas”.
El hecho de que tengamos a nuestro alcance todo lo que necesitamos y consigamos con un solo clic aquello que queremos, por un lado nos ha facilitado mucho las cosas, pero por otro nos ha convertido en personas exigentes e impacientes.
Debemos seguir el curso natural de las cosas, y así como en la naturaleza cada fruto tiene su estación del año y necesita de su tiempo para madurar y poder consumido cuando corresponde, en el resto de aspectos vitales sucede lo mismo. Si algo es natural sucede en el momento oportuno y querer adelantar ese acontecimiento supone algo tan ingenuo como creer que si adelantamos las manecillas del reloj va a llegar antes esa hora que estamos esperando.
Dicen que es “el que espera, desespera”. También que “la paciencia es la madre te todas las ciencias”. En mi opinión ya que hay que esperar mejor hacerlo de forma paciente disfrutando de lo que conlleva la espera.
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