Cambios
- Delia Morales Ortega
- 19 jul 2015
- 2 Min. de lectura

Los cambios son necesarios e inevitables para la evolución del ser que los experimenta. Son algo que todos buscamos y a la vez nos asusta, pues unas veces los provocamos y otras tratamos de evitarlos a toda costa.
Son una oportunidad para experimentar nuevas situaciones, conocer nuevas formas de vivir, visitar nuevos lugares, conectar con nuevas personas. Son una puerta abierta hacia lo desconocido, lo cual no debe asustarnos si no despertar en nosotros la curiosidad de descubrir.
Hay etapas de nuestra vida en las que necesitamos más estabilidad y podemos sentir cierto rechazo al hecho de que todo cambie a nuestro alrededor, pero incluso en esos momentos la existencia de cambios regulares nos ayuda a no estancarnos y aunque de forma más lenta seguir avanzando.
Por el contrario, hay etapas en las que los cambios son cruciales, en las que debemos asumirlos como algo inherente a nuestro día a día, de forma que tener una actitud abierta y receptiva ante los mismos facilita que estos causen el impacto que deben en nosotros. Son momentos en los que toca elegir y confiar en que la decisión adoptada conlleva consecuencias que nos van a favorecer.
No es fácil renunciar a lo que tenemos para aventurarse en algo nuevo e incierto, pero sí es cierto que aquellos que se atreven a cambiar salen fortalecidos, no solo por las recompensas que nos puedan aportar los cambios, sino más bien porque durante el proceso se desarrollan y adquieren capacidades, habilidades y aprendizajes que nos enriquecen personalmente.
La vida está llena de imprevistos, situaciones que de forma inesperada alteran todo a nuestro alrededor, nada permanece igual para siempre y debemos estar preparados para aceptar las nuevas circunstancias, sobre todo cuando estas no son las deseadas, pues es entonces cuando más nos cuesta aceptar el cambio y comprender el motivo del mismo.
En cambio, otras veces la vida nos plantea cambios que nos sorprenden positivamente y nos ilusionan, y con nuestra mejor actitud nos dejamos llevar para experimentarlos plenamente sin cuestionarnos por qué somos merecedores de estos.
En definitiva, sea cual sea la condición de los cambios debemos asumirlos con naturalidad, no porque estos vengan impuestos, sino porque suponen aprender, mejorar y crecer.
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