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Todo depende del color del cristal con que se mire

  • Foto del escritor: Delia Morales Ortega
    Delia Morales Ortega
  • 13 jul 2015
  • 2 Min. de lectura

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Vivimos afectados por circunstancias y situaciones que alteran nuestras emociones y nos hacen vulnerables ejerciendo una gran influencia en cómo nos sentimos. A lo largo del día nuestro ánimo cambia constantemente y siempre encontramos su justificación en la existencia de agentes externos que provocan estos cambios.

Son muchas las situaciones que nos estresan y ponen a prueba nuestros nervios, llegando incluso a perder el control. Sin duda son un sinfín de situaciones, cada cual encuentra las suyas, que aunque no sean relevantes, nos provocan frustración porque las cosas no salen como nos gustaría o habíamos previsto.

Por el contrario, también hay días que sin saber por qué, nos levantamos de buen humor, con un estado de alegría que contagia todo y no hay absolutamente nada que estropee ese sentimiento, pues sin importar lo que suceda a nuestro alrededor, somos capaces de ver la vida de otro color.

Y es en estos días en los que yo me planteo la cuestión de ¿por qué hoy no me afecta lo que ayer me irritaba? Y sea cual sea la respuesta su origen está dentro de mí, ya no culpo a los factores externos, si no que el culpable, es mi buen estado de ánimo, de forma que cuando me siento mal es por culpa de lo externo pero en cambio cuando me siento bien yo soy la única responsable. Y tras esta reflexión, llego a la conclusión de que si esto es así, yo tengo el poder de elegir cómo serán mis días, cómo me siento y cómo enfoco lo que sucede a mi alrededor.

Es cierto que no siempre podemos estar felices y de buen humor, pero tampoco debemos dejar que los pequeños detalles nos arruinen un buen día, para ello, basta con escuchar una canción que te guste, leer un libro que te inspire o algo tan sencillo como recordar un momento de tu vida en el que te sentiste realmente bien, te aseguro que si te concentras en recordar ese momento, en tu cara se dibujará una sonrisa a la vez que experimentas el mismo sentimiento de felicidad que cuando este ocurrió.

Para terminar he de citar un cuento de Gabriel García Márquez que cuenta la historia de un niño que interrumpió a su padre mientras trabajaba, y este para entretener a su hijo corto una fotografía del mapa del mundo en pequeños trozos y le pidió a su hijo que arreglase el rompecabezas pensando que le llevaría mucho tiempo. Después de unas horas el niño había compuesto perfectamente la imagen del mundo y el padre sorprendido le preguntó cómo había hecho para arreglar el mundo. A lo que el niño respondió, que arreglar el mundo no era tarea fácil, sin embargo detrás de la imagen del mundo estaba la imagen de un hombre y que solo tuvo que componer esta imagen y darle la vuelta, así cuando el hombre estuvo bien, el mundo también lo estuvo.

Se pueden extraer muchas conclusiones de esta historia, la mía es que si consigues estar bien contigo mismo a la vez lo estarás con el mundo en el que te toca vivir cada día, porque aunque no podamos cambiar nuestras circunstancias, sí podemos elegir la forma en que estas afectan a nuestra vida.

 
 
 

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