Oportunidades Inoportunas

Nos pasamos los días quejándonos por la rutina y la falta de emociones, esperando a que pase algo que nos despierte ilusión y nos motive, y cuando la vida nos sorprende con la oportunidad de elegir, de cambiar, de crecer, de mejorar, nos invade el miedo a lo desconocido, a perder el control, a no saber qué pasará si dejamos nuestra comodidad para embarcarnos en una nueva aventura de la cual, sin duda, vamos a salir fortalecidos. Y por todo esto nuestra mente se bloquea y dudamos de todo, de lo que queremos, lo que sentimos, y así, lo que antes nos parecía insoportable, ya no es tan malo, y las ganas de cambios se convierten en incertidumbre.

Que caprichosa es la vida que cuando menos lo esperamos nos plantea estas situaciones en las que toca poner los valores sobre la mesa y aplicar todo eso que hemos aprendido en lecciones anteriores, para demostrar nuestra madurez y que de verdad sabemos lo que queremos. Es su forma de ponernos a prueba para que nos cuestionemos quienes somos y de qué estamos hechos.

Y nosotros en vez de disfrutar y aprender de la experiencia, nos estresamos y queremos que todo se solucione por sí solo y la situación termine cuanto antes sin apreciar que estas son las cosas que más aportan a nuestro crecimiento y autoconocimiento. Pues una vez tomada la decisión, cuando todo vuelve a la calma y creemos tener nuestra vida “bajo control”, reflexionamos y con perspectiva nos damos cuenta que no fue tan difícil y que en el fondo sabíamos cuál era la decisión adecuada.

Durante el proceso de elección, antes de tomar una decisión, analizamos las condiciones, pensamos en las consecuencias y razonamos sobre qué es más beneficioso para nosotros, sin embargo, cuando finalmente nos decidimos estamos actuando movidos por lo que sentimos sin importar cuan racional es lo que hemos elegido, en definitiva aplicamos nuestra inteligencia intuitiva que nos muestra la respuesta en base a lo que somos.

Afortunadamente, estas situaciones en las que tendremos que tomar decisiones importantes y trascendentes, se repiten continuamente y con ello cada vez será más fácil elegir, no porque la decisión sea simple o sencilla, sino porque cada vez nos conocemos mejor a nosotros mismos y tenemos nuestros valores y principios más claros.

Sin embargo, no podemos esperar que esto ocurra de una forma predecible, ya que a la vida le gusta sorprendernos cuando menos lo esperamos para que podamos experimentar la emoción que conlleva la sorpresa.